La zona donde hoy se asienta Máncora está habitada desde tiempos inmemoriales por habitantes de las diferentes civilizaciones que se asentaron en el norte del Perú. Sin embargo, el primer poblado comenzó en los primeros años del siglo XX. Un matrimonio llegó a la zona y se quedó para realizar su actividad económica sin generar molestias a sus vecinos. Era 1908 y Manuel Pazos Ruiz y su esposa Manuela, construyeron su casa. A partir de allí, fueron llegando otros pobladores, interesados en la belleza escénica y los recursos pesqueros.
Orígenes de Máncora
El desarrollo turístico de Máncora comenzó en paralelo a la explotación petrolera cercana de Talara, al sur. En la zona, los inmigrantes norteamericanos descubrieron una zona virgen, poco explorada y con extraordinarios recursos para la pesca deportiva. En varias caletas de pescadores se comenzó a construir restaurantes y alojamientos, así como ofrecer servicios de playa. Ayudó, además, la visita de los locales, que llegaban desde Piura y eventualmente desde Lima.
Orígenes de Cabo Blanco
Si Cabo Blanco atraía a veraneantes norteamericanos que llegaban desde Talara, se volvió punto de visita para los más expertos pescadores de altura. En 1953, el mundo de la pesca deportiva fue sacudido por la noticia de la pesca de un merlín de 1560 libras. La noticia corrió como pólvora en Estados Unidos y se construyó el Fishing Club, un exclusivo alojamiento donde estuvieron Lord Mountbatten y el Príncipe Felipe de Edimburgo, Luis Miguel Dominguín, Marilin Monroe, Henry Ford y otras muchas celebridades. Entre ellas el célebre escritor Ernest Hemingway, quien permaneció varios meses en Cabo Blanco, en 1956. La caleta de pescadores conserva hoy su encanto de ruralidad.
Orígenes de Punta Sal
Hay evidencia arqueológica que sostiene que los Tumpis, una antiquísima civilización de pescadores del norte peruano frecuentaba las playas de arenas doradas y aguas turquesas de lo que hoy es Punta Sal. El desarrollo del Decamerón Hotel, a mediados de los años 2000, fortaleció la cantidad de visitantes y sigue siendo hoy el principal de la zona. Durante décadas, Punta Sal fue habitada por un grupo de pescadores de la caleta que le da nombre y que, eventualmente, recibían a los turistas más aventureros.
Orígenes de Colán
Un pueblo grande para una hermosa playa. Los orígenes de Colán se remontan al siglo XVI con la llegada de los primeros españoles que exploraron nuestro territorio. En 1532 Francisco Pizarro pasó por aquí camino al sur, dominando a las poblaciones indígenas de la zona. El asentamiento formado en Colán pasó a vivir de la pesca, el pastoreo de ganado, principalmente caprino, y la explotación de las salinas cercanas. Lo de la pesca se ha mantenido en el tiempo y Colán ostenta el superlativo de tener la iglesia colonial más antigua del Pacífico Sur, construida en 1535.
Orígenes de Lobitos
Las poblaciones de lobos marinos le dieron nombre a esta playa, el punto que escogió Francisco Pizarro para desembarcar en el Perú. Pero antes de que el pie hispánico pisara en Punta Yapato, ya hay evidencias de que hace 800 años, pobladores de la cultura Tallán pescaban y se asentaban en sus costas. La historia de Lobitos está también ligada a la explotación petrolera en el Perú, porque en ella se edificó uno de los campamentos norteamericanos más importantes de América del Sur. Incluso hoy se sostienen las ruinas de algunas viviendas de esa época, la mitad del siglo XX, habiendo sido reutilizadas y restauradas algunas para servicios turísticos. Construidas con maderas traídas desde Estados Unidos, las viviendas conservan la típica arquitectura de esos años y de esa cultura.
Máncora en la actualidad
Se considera que el crecimiento sostenido de Máncora se ha mantenido desde finales de la década de los 90 del siglo XX. Hoy es un poblado pequeño, pero atendido por todo tipo de servicios. A lo largo de la carretera Panamericana, que atraviesa el pueblo, se encuentran bares y restaurantes de diverso tipo y dedicados a diferentes variedades de gastronomía. Pero, además, Máncora desarrolló una animada vida nocturna, con la llegada más frecuente de turistas, principalmente desde Lima.
Dos formas son las ideales para transportarse en Máncora: a pie o en mototaxi. Los conductores de estos vehículos conocen todos los rincones del pueblo y pueden orientar sobre las mejores opciones para el disfrute. Hay, además, mercados, farmacias, tiendas y bancos, para tener todo a la mano. Está servida, también, por distintas opciones de transporte, siendo su terminal aéreo más cercano el de Talara, aunque el aeródromo de Punta Sal, a poco más de 10 kilómetros, recibe vuelos chárteres y frecuencias ocasionales.
Aunque Máncora tiene una sólida flota de pesca artesanal encontró en el turismo su principal fuente de ingresos. Así que en el pueblo encontrará todo lo que necesite para pasar unos días de playa perfectos.